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BIODIVERSIDAD

INTRODUCCIÓN

Definiciones
B
iodiversidad (neologismo del inglés Biodiversity, a su vez del griego bio-, vida, y del latín diversitas, -atis, variedad), también llamada diversidad biológica, es el término por el que se hace referencia a la amplia variedad de seres vivos sobre la Tierra y los patrones naturales que la conforman, resultado de miles de millones de años de Evolución según procesos naturales y también, de la influencia creciente de las actividades del ser humano. La biodiversidad comprende igualmente la variedad de ecosistemas (*) y las diferencias genéticas dentro de cada especie que permiten la combinación de múltiples formas de vida, y cuyas mutuas interacciones y con el resto del entorno, fundamentan el sustento de la vida sobre el planeta.

La Cumbre de la Tierra celebrada por Naciones Unidas en Río de Janeiro en 1992 reconoció la necesidad mundial de conciliar la preservación futura de la biodiversidad con el progreso humano según criterios de sostenibilidad o sustentabilidad promulgados en el Convenio internacional sobre la Diversidad Biológica que fue aprobado en Nairobi el 22 de mayo de 1972, fecha posteriormente declarada por la Asamblea General de la ONU como Día Internacional de la Biodiversidad. Con esta misma intención, el año 2010 fue declarado Año Internacional de la Diversidad Biológica por la 61ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2006, coincidiendo con la fecha del Objetivo Biodiversidad 2010

– (*) Ecosistema: Es un sistema natural que está formado por un conjunto de organismos vivos (biocenosis) y el medio físico donde se relacionan (biotopo). Un ecosistema es una unidad compuesta de organismos interdependientes que comparten el mismo espacio que reúne las condiciones adecuadas para que la especie pueda residir y reproducirse (hábitat).
(Fuente: Wikipedia)


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Últimos refugios de la biodiversidad, habitualmente en áreas de poco interés para una intensa explotación agrícola-ganadera, por dificultad de su mecanización, barrancos, laderas de pronunciada pendiente, etc.

 
 


Valorando la Biodiversidad

L
a investigación sugiere que un ecosistema más diverso, puede resistir mejor a la tensión medioambiental y por consiguiente es más productivo. Es probable que la pérdida de una especie disminuya la habilidad del sistema para mantenerse o recuperarse de daños o perturbaciones. Así como una especie con la diversidad genética alta, un ecosistema con la biodiversidad alta puede tener una oportunidad mayor de adaptarse a un cambio medioambiental; dicho de otro modo: cuantas más especies comprende un ecosistema, más probable es que el ecosistema sea estable, haciéndolo menos vulnerable y con una mayor capacidad para absorber perturbaciones, sin alterar significativamente sus características de estructura y funcionalidad, pudiendo regresar a su estado original una vez que la perturbación ha terminado.

Si los recursos biológicos representan un interés ecológico para la comunidad, su valor económico también es creciente. Para todos los humanos, la biodiversidad es el primer recurso para su supervivencia. Un aspecto importante es la diversidad de la producción como fuente de alimentos, también llamada Agrobiodiversidad (biodiversidad relacionada con la actividad agropecuaria –puede incluir cultivos vegetales y animales, tanto terrestres como acuáticos-). Desde hace más de 10.000 años, el ser humano ha ayudado de forma natural a la selección de semillas vegetales y razas animales más adecuadas al territorio en el que se explotaban para su alimentación, los genes de dichos productos mantenían, dentro de un máximo de producción, otros factores de tipo sensorial como olor y sabor tradicionales o ambiental como una mayor resistencia a las enfermedades y plagas, adaptación a la sequía o humedad, temperaturas extremas, etc. Los cultivos eran rotacionales para el mejor aprovechamiento de nutriente y abonos, intercalando períodos de barbecho o descanso para la tierra, con ello se conseguía una recuperación de la misma así como la desaparición de las llamadas "malas hierbas".


Proceso de siembra agrícola en el Antiguo Egipto y en la actualidad.


La progresiva globalización del mercado, ha incidido en el precio en origen de tal manera que los agricultores y ganaderos ya no pueden sobrevivir con la explotación de sus tierras y granjas, ello ha llevado a lo que podemos observar en el momento actual:  abandono o arrendamiento de las mismas a favor de unos pocos y nuevos “terratenientes” que subsisten mediante una explotación intensiva y altamente mecanizada de grandes superficies de monocultivos, subvencionada por muchos gobiernos y bajo una arriesgada novedad, la utilización de variedades de plantas y razas animales conseguidas mediante manipulación genética (transgénicos).

En la actualidad, estos “clones” genéricos –representantes de la simplicidad biológica-, se “construyen” en base a unos estándares productivos asociados a la cantidad, tamaño y aspecto del producto, dejando de lado los relacionados con la resistencia o adaptación a los diversos territorios donde se han de explotar; ello conlleva que, junto a la obligada compra de semillas y embriones –monopolio de empresas dedicadas a ello- (que no suelen poderse reutilizar en siguientes cosechas).

Al no haber períodos de descanso para las tierras, también ha de hacerse lo propio con los fertilizantes, pesticidas, herbicidas, etc. (aquí no mencionamos el sinfin de "medicamentos" utilizados en explotaciones de animales o los famosos "conservantes"), si se desea obtener y mantener la máxima producción; esto lleva a un ciclo que apenas permite variantes, la tierra de cultivo queda agotada de nutrientes y la capa freática que lleva el agua a nuestras fuentes, saturada de nitratos y otros compuestos químicos que la hace no apta para el consumo humano.

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Por si fuera poco y dada la alta probabilidad de que la alimentación del futuro sea a base de transgénicos, lo mínimo que podemos exigir a multinacionales productoras y gobiernos a los que elegimos, es que se preocupen de garantizar a medio y largo plazo los futuros posibles riesgos para la salud de los alimentos manipulados genéticamente. Como ejemplo de esto último, no es lo mismo utilizar pesticidas cuando así se requiera que nos alimentemos con plantas transgénicas que “siempre” lleven incorporados dichos pesticidas.

 
 

Comprendemos que en el futuro va a ser difícil retomar procedimientos tradicionales para la agricultura y ganadería; aún así, el desarrollo de nuevos productos debidos a la biotecnología y modificación de mercados, necesitan de la biodiversidad genética vegetal y animal para la obtención de nuevas características (ejemplo: clones específicos para un territorio) y mantenimiento o conservación de las existentes tradicionales. La confección y mantenimiento de bancos de semillas, embriones, etc., actualmente son costosos y con pocas garantías de supervivencia; la preservación de la Biodiversidad natural en los escasos lugares donde se presenta, nos sale más económica. Para ello, basta con adquirir un poco de cultura y dejar algo de egoísmo.

La estimación del valor de la biodiversidad es una condición previa necesaria a cualquier discusión o proyectos rurales y urbanos que impliquen modificación de los ecosistemas; todos ellos deberán estar supeditados a los resultados previos de un “estudio de impacto ambiental” detallado, no solamente –como suele suceder- sobre aquellas especies amenazadas o “más conocidas” por el gran público. Este valor puede ser discriminado entre valor de uso (directo como el turismo o indirecto como la polinización) y valor intrínseco; la diversidad biológica encierra la mayor reserva de compuestos bioquímicos imaginable, debido a la variedad de adaptaciones metabólicas de los organismos.

En nuestra lucha diaria por conseguir más de lo necesario para la supervivencia, hemos creado una sociedad que demanda el derecho a poseer alimentos, bienes y servicios a una escala que se acerca a la irracionalidad humana. Creamos y asumimos sin el menor escrúpulo, acciones que incluso damos nombre para referirnos a ellas como temas de culta dialéctica en nuestras tertulias, tales como "obsolescencia programada" o de apasionado interés ecologista: "plan renove", "biocombustible", "aceitunas con sabor a anchoa" o "cultivo de tomates en el desierto"; sobre la consecuencia de llevar a la práctica tales acciones o las medidas a adoptar para controlarlas, se habla tibiamente y con temor a ser tildados por una mayoría como "catastrofistas", justificando la no intervención por prioridades de la actual y más extendida religión socializante, a la que hemos bautizado como Economía Global.

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Unos ejemplos gráficos de consecuencias del "estado del bienestar"


 
 

Actividades humanas que pueden afectar a la Biodiversidad
A
lgunos ejemplos de actividades de desarrollo que pueden tener las más significativas consecuencias negativas para la diversidad biológica son:

- Proyectos agrícolas y ganaderos que impliquen el desmonte de tierras, la eliminación de tierras húmedas, la inundación y canalización en reservorios para el riego, el desplazamiento de la vida silvestre mediante cercas o ganado doméstico, el uso intensivo de pesticidas y fertilizantes, la introducción del monocultivo de productos comerciales en lugares que antes dependieron de un gran surtido de cultivos locales para la agricultura de subsistencia.

- Proyectos cinegéticos o de piscicultura que comprendan la conversión de importantes sitios naturales de reproducción o crianza, la caza y pesca excesiva o indiscriminada, la introducción de especies exóticas en ecosistemas terrestres o acuáticos naturales.

- Proyectos forestales que incluyan la construcción de caminos de acceso a cualquier vehículo, repoblaciones con especies foráneas o nocivas para la formación y conservación del suelo, explotación forestal intensiva, establecimiento de industrias para productos forestales que generan más desarrollo cerca del sitio del proyecto y provoquen un cambio agresivo en el mismo

- Proyectos urbanos o de transporte  que abarquen la construcción de caminos principales, puentes, caminos rurales, ferrocarriles o canales, los cuales podrían facilitar el acceso a áreas naturales y a la población de las mismas o por el contrario, interfieran o bloqueen el libre desplazamiento o propagación de las especies mediante obras como zanjas, muros, alambradas, etc.

- Canalización de los ríos que incrementen la velocidad de las aguas y destruyan ecosistemas de ribera por la ausencia de aporte en sedimentos y humedad.

- Actividades de dragado y relleno en tierras húmedas costeras o del interior.

- Proyectos hidroeléctricos que impliquen grandes desviaciones del agua, inundaciones u otras importantes transformaciones de áreas naturales acuáticas o terrestres, produciendo la reducción o modificación del hábitat y el consecuente traslado necesario hacia nuevas áreas y la probable violación de la capacidad de mantenimiento.

- Riego y otros proyectos de agua potable que puedan vaciar el agua, drenar los hábitats en tierras húmedas o eliminar fuentes vitales de agua.

- Proyectos industriales o urbanos que produzcan la contaminación del aire, agua o suelo.

- Pérdida en gran escala del hábitat, debido a la minería de superficie y explotación petrolífera.

- Conversión de los recursos biológicos naturales para combustibles, alimentos, medicamentos o perfumes a escala industrial.

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Como colofón a este apartado y para vergüenza del Homo sapiens (Homo toxicus?), podemos ver unos pocos ejemplos de lo que nuestra evolucionada especie es capaz de hacer en menoscabo de la biodiversidad del planeta.


 
 
 
 


Pasado, presente y futuro
La biodiversidad que hoy se encuentra en la Tierra, es el resultado de más de cuatro mil millones de años de evolución. A lo largo de esta larga lucha de la naturaleza por conseguir un mundo pleno de vida, han existido varios momentos críticos para su desarrollo que se han traducido en varias extinciones masivas de los organismos que han ido poblando el planeta, todas ellas debido a cambios ambientales por causas naturales. Después de cada desolación biológica, los escasos organismos sobrevivientes han evolucionado adaptándose al nuevo medio y sus ecosistemas, incrementando de nuevo la biodiversidad a costa de millones de años.

La mayoría de los expertos coinciden, sin embargo, en que el período desde la aparición del hombre, evidenciada suficientemente desde la llamada “revolución industrial”, forma parte de una nueva extinción masiva, el “evento de extinción holocénico”, causado especialmente por el impacto que los humanos tenemos en el desarrollo del ecosistema global. El crecimiento desmesurado de la especie humana ha aumentado en mil veces la tasa normal de extinción; se estima que actualmente desaparece una especie cada 15 minutos.

Ha surgido el temor que, desde la nueva perspectiva de una futura superpoblación mundial y su alimentación, catalizados por el llamado “estado del bienestar” y la falta de adecuadas normas reguladoras, se produzca una nueva extinción exponencial de la diversidad biológica en el único refugio de la humanidad, la Tierra. Ante esta inevitable perspectiva, deberíamos encaminar nuestros esfuerzos a paliar y demorar lo máximo posible las nefastas consecuencias que hemos provocado; de no hacerlo, los hijos de nuestros hijos nos recordarán por la herencia de egoísta imprevisión que les hemos legado.

Para poder valorar el esfuerzo que la “madre Tierra” ha hecho por iniciar, fomentar y mantener la vida y sus naturales consecuencias, en una palabra la Biodiversidad, en el siguiente apartado se hará una exposición gráfica de su evolución a través del tiempo.

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